lunes, 5 de septiembre de 2011

Una historia para los más fetiches

Buenas, voy a contaros la historia (no diré si es real o ficticia) que me llevó a escribir este blog que iré actualizando en cuanto mi escaso tiempo me deje.

"Eran las diez de la noche aproximadamente, me encontraba en un restaurante normalito, ni de lo más caro/pijas, ni de lo más barato. Enfrente, una chica... mi primera cita "seria" y que esperaba llevar a buen puerto. 
Ambos, nos habíamos conocido horas antes en un sitio que para la mayoría sería extraño, un supermercado. Pero yo había logrado atraer la atención de para muchos aquella preciosa chica y ella me la atrajo a mí... quien iba a pensar que coincidiríamos comprando Nesquik, ¿verdad? 

Mi cita, se mostraba tímida y muy nerviosa. Mientras el camarero nos servía unos deliciosos platos para enriquecer nuestros paladares y aumentar así nuestra disposición a una bonita conversación de "tú a tú", ella me preguntaba cosas sobre mí... que me gustaba, cómo me gustan las chicas, cual era mi futuro perfecto... 
A cada palabra yo le ponía entusiasmo y mucho amor en las respuestas que daba, ella quería satisfacerme, al igual que yo a ella y eso se notaba, pues no paraba de buscar mis puntos comunes con los suyos. 

Iban pasando los minutos, llenabamos nuestros estómagos de exquisita comida, entre palabra y palabra ella sonreía. Se notaba que estaba teniendo la mejor cita de toda su vida. 
A cada sorbo de la copa del auténtico champán francés, la situación era cada vez mejor. 

Pero hubo un gran momento, sobre las once y cuarto de la noche. Los nervios delataron un suave movimiento salpicado por la gracia de las chicas hacía su PELO de la cabeza. Se lo acarició suavemente como si de seda se tratase, delicadamente disfrutaba ella de su pelo, jugando con él como una niña con sus ositos de peluche. 

Yo, enamorado de aquella obra de arte hecha por Dios, contemplaba entuasiasmado con aquello, su pelo y sus caricias a él. Me había olvidado completamente del resto de su cuerpo. Su preciosa cara, su estatura, su curvilínea figura. Todo mi ser estaba entusiasmado con aquel pelo de color oscuro, pero indescriptible. Rebozaba de brillo, de amor, de ternura. 

Con voz temblorosa le pedí si podía acariciar esa obra de arte, ella extrañada afirmó. Fue aproximar mi pequeña mano a su pelo y notar un calambrazo de manjar, exquisitismo, frescor, dulzura, suavidad, amor. Tocar aquello era mejor que el paraíso, era un placer oculto en mí... reafirmé lo que antes me sucedía, me entusiasmaba a raudales su pelito de la cabeza. 

Estuve incontables minutos (calculo que más de media hora) acariciando esa obra de Dios y ella sonreía pícaramente mientras yo disfrutaba y contestaba sus preguntas, si es que hacía alguna... estaba enfrascado en su pelo, el tiempo no pasaba para mi de placer. 

Al terminar el postre casero y pagar la cuenta, ella me agarró de la mano con toda su dulzura y suavidad, me sacó a la calle como si de dos niños juguetones nos tratasemos y me preguntó que es lo que más le gustaba de ella, que confesase ya... no dudé en decirle que su pelo. Al principio se sonrprendió un poco, nadie se lo había dicho, pues todo el mundo le decía que su cuerpo o su cara... yo le dije... ¡SU PELO! 
Le pedí perdón por ser así de raro y ella con una sonrisa de oreja a oreja, me cogió la mano izquierda y me la puso a la altura de la cintura. Se aproximó a mi para acomodar posturas y acto seguido puso mi mano derecha sobre su amor, es decir, su pelo... y antes de empezar a besarme en los labios profundamente, me dijo... ''Mi pelo es tuyo para siempre, cielo''. 

Estuvimos besándonos con ternura y fiereza durante mucho tiempo. Aquella noche fue la mejor de mi vida. Ella durmió abrazada a mi en su casa, yo la amaba y ella a mi. Todo por su pelo. 


Han pasado años, estamos casados desde la mitad de esos años. Su pelo sigue siendo mio, es la mejor persona que he conocido en mi vida y pienso morirme a su lado, compartiéndolo todo. Ahora si me disculpáis, me siento con ganas de tocarle su pelito fresquito."


¡Hasta la próxima entrada!